Anthony Mann es ampliamente reconocido como uno de los directores más venerados por los seguidores de la teoría del cine de autor. Su estilo distintivo se caracteriza por ofrecer historias con temas recurrentes, protagonistas que comparten una psicología común y técnicas visuales que son tan reconocibles como su firma personal.
Durante los primeros años de su carrera, Mann trabajó en películas de bajo presupuesto. Sin embargo, todo cambió con el inesperado éxito de “Winchester ’73”, una película que tuvo dos consecuencias importantes para el director.
En primer lugar, confirmó su pasión por el género del western, convirtiéndolo en su favorito. En segundo lugar, marcó el comienzo de su fructífera colaboración profesional con James Stewart.
Un salto audaz y una visión cinematográfica distintiva
A lo largo de ocho películas junto a James Stewart crearon obras inolvidables como “Horizontes lejanos”, “Colorado Jim” y “El hombre de Laramie”, las cuales contribuyeron a elevar la reputación del western entre los críticos más serios.
A principios de la década de 1960, Anthony Mann dejó de lado su género predilecto y se adentró en el terreno de las costosas superproducciones épicas, como “El Cid” y “La caída del imperio romano”, que fueron filmadas en España para Samuel Bronston.
Sin importar el género cinematográfico en el que trabajara, la habilidad del director siempre se destacaba por su capacidad para capturar paisajes espectaculares y su intuición para expresar visualmente conflictos internos.
Ángel Comas Puente: un apasionado crítico y experto en comunicación audiovisual
Autor de “Anthony Mann”, Ángel Comas Puente nacido en Barcelona en noviembre de 1934 y es doctor en comunicación audiovisual y publicidad por la Universidad Autónoma de Barcelona.
Desde 1972 se ha especializado en temas de comunicación y ha trabajado como crítico y comentarista cinematográfico, colaborando regularmente como crítico y periodista en la prensa diaria, este gran autor plasmo el libro “Anthony Mann”, reconocido como una gran literaria.
Una lectura imprescindible para comprender el legado de Anthony Mann
Se hace mención a este libro “Anthony Mann” en venta actualmente por Amazon, aunque publicado en 2004, que el veterano y prolífico Ángel Comas ha dedicado a la carrera de Anthony Mann como parte de la excelente colección “Lo esencial de…” editada por T&B.
Este libro es atractivo tanto por su precio irresistible como por su contenido compacto de 166 páginas, que requiere del autor un esfuerzo de síntesis, precisión y vigor expositivo al no dejar espacio para adornos innecesarios.
En el libro “Anthony Mann” también suple una carencia analítica sobre el destacado director, quien fue objeto de otro estudio en 1997 realizado por Fernando Alonso Barahona para Film Ideal, basado en su enfoque ideológico de derecha o liberal español sin complejos, lo cual resulta particularmente discordante en casos como los de King Vidor o el propio Mann, quienes personifican el individualismo estadounidense y están completamente alejados de cualquier ideología europea.
Sin embargo, más allá de esta visión estrecha y un ensayo sin rumbo, mediocre y lleno de vaguedades, errores e interpretaciones desajustadas, con una presencia excesiva de Walter Brennan, James Stewart y Anthony Mann durante el rodaje de “Tierras lejanas” (1955), es recomendable evitarlo rápidamente.
El legado controvertido de Anthony Mann: Un análisis crítico de su carrera
En este texto, Comas no duda en analizar con dureza y claridad tanto los trabajos del director fuera de los géneros en los que se destacó, ninguno de los cuales sale bien parado, y con razón, así como su decadente etapa bajo las producciones absurdamente gigantescas de Samuel Bronston, un momento decadente no solo para Anthony Mann como autor, sino también para el cine en sí.
Se destaca que la contratación tanto de Mann como de Nicholas Ray se debió a su condición de marginados de la industria. No obstante, esto no impide reconocer las verdaderas virtudes de algunas de estas películas, como la amargura bien aprovechada de la oscura “La caída del imperio romano”.
También se exploran las características autorales, haciendo hincapié en la importancia de la violencia. Mann es indudablemente uno de los grandes directores de la violencia y se destaca el carácter casi de alter ego de James Stewart como una representación perfecta del hombre que nunca se rinde, poseído por un veneno que lo vuelve implacable y asocial.
Innovador del Western y Maestro de la Serie B
El libro destaca la importancia capital de Mann como innovador del género del western en los años 50, introduciendo elementos de neurosis y tensión a través de su sentido extremo de la fiscalidad y la itinerancia.
Se presenta al anti-héroe épico enfrentado a un paisaje inamovible que se convierte en un obstáculo a superar, así como un entorno violento en sí mismo. Se exploran temas como los villanos seductores y las relaciones familiares o de amistades traicionadas y tormentosas.
La parte más interesante del libro no se encuentra tanto en el trabajo de Comas sobre el western, que ya es ampliamente reconocido como una parte clásica de la filmografía del director, aunque en su momento no fuera así.
En cambio, destaca la parte en la que se analiza en detalle la larga etapa de Mann en el cine de serie B, que aún es poco conocida pero que merece reconocimiento por su mérito y por proponer muchos de los elementos estilísticos que luego se trasladarían al género del western.
Este capítulo proporciona una inmersión en películas que son poco conocidas, permitiendo trazar una panorámica de la evolución de la carrera del director en el patio trasero del sistema de estudios contra el cual Mann siempre luchó.
Aunque es importante destacar que Mann no fue un director de estudio en el sentido tradicional, sino que trabajó por contrato donde pudo. El libro abarca desde sus primeras películas de bajo presupuesto en Republic y RKO, ascendiendo en la escala salarial hasta las producciones independientes de Eagle Lion y finalmente su salto a Metro.
Caracterización Contundente y Homenaje al Autor de Género
Es destacable cómo Ángel Comas va más allá de la tradición manierista de la política de autores al caracterizar a Mann de manera sucinta pero contundente, sin desautorizarlo pero también reconociendo la importancia de colaboradores fundamentales.
El libro “Anthony Mann” resalta el papel del guionista John C. Higgins y la poderosa fotografía de John Alton en el cine criminal de los años 40, así como la relevancia de William H. Daniels en los espacios abiertos del género del oeste.
También se menciona la colaboración crucial con el escritor Borden Chase en su entrada definitiva al mundo del western, y la larga asociación con Wallace Ford y Dennis O’Keefe, iluminados por John Alton en “La brigada suicida” (1947), así como la peculiar personalidad de Philip Yordan.
Aunque se pueden señalar ciertos errores tipográficos, la escasez de notas comentadas y alguna falta de precisión en la referencia a las declaraciones de Mann, estas son cuestiones menores que no empañan el admirable esfuerzo de condensación, análisis e información realizado.
“Anthony Mann” el libro de Colección lo esencial de… es una delicia en blanco y negro breve pero exquisitamente ilustrado, y va acompañado de una filmografía completa. El libro logra ser valorativo sin caer en la admiración acrítica y finalmente ofrece un homenaje merecido a un verdadero autor de género.