Cátedra ha publicado un libro escrito por Cruz Delgado Sánchez que aborda la obra de “Tex Avery”, quien fue un destacado cineasta de animación desde la década de 1930, creó personajes icónicos para Warner Bros., como el Pato Lucas, Bugs Bunny y Porky.
A pesar de su importancia en la historia del cine de animación, Avery sigue siendo relativamente desconocido en la actualidad, su trabajo ha sido estudiado solo en casos muy específicos.
De manera incorrecta, se tiende a considerar que su cine estaba dirigido exclusivamente a un público infantil, cuando en realidad sus historias humorísticas y su uso de elementos de la cultura popular apelaban a una audiencia amplia y diversa.
Avery se destacó como director de “cartoons”, cortometrajes de animación que se proyectaban en cines antes de las películas con actores reales.
Su obra no debe verse como algo aislado e insignificante en la historia de la animación cinematográfica, sino más bien como una de las influencias más poderosas y significativas en la filmografía de numerosos animadores y realizadores, tanto contemporáneos como posteriores a él.
El libro publicado fue publicado en enero de 2014, está escrito en idioma español, tiene una encuadernación en pasta blanda y consta de 408 páginas. Su ISBN-10 es 8437632269 y su ISBN-13 es 978-8437632261. Tiene dimensiones de 11 x 2.3 x 18 cm y pesa 335 gramos, la obra pertenece a la colección “Signo e Imagen”.
Tesoros de la Animación
“Tex Avery” (1908 – 1980) no fue el diseñador original de Bugs Bunny, pero sí fue quien definió su personalidad, incluyendo la famosa frase “¿qué hay de nuevo viejo?”. Lo más destacado es que Avery fue el pionero en crear un estilo surrealista y alocado que definió los dibujos animados de Warner Bros., en clara contraposición al realismo presente en las producciones de Disney.
Debido a esta razón, Avery es ampliamente reconocido como el creador más importante de “cartoons” en la historia de la animación, siendo uno de los cineastas más influyentes no solo en el ámbito de las películas animadas,
Según Cruz Delgado Sánchez, Avery es el máximo exponente como director de “cartoons”, un género dentro del cine de animación que se caracteriza por cortometrajes de aproximadamente siete minutos, enfocados principalmente en el humor y que originalmente fueron creados para complementar las proyecciones de películas de imagen real en los cines.
Tex no fue un pionero en el sentido estricto, ya que los cartoons existían antes de que él se convirtiera en director, logró desarrollar un estilo inconfundible y aprovechar al máximo las posibilidades cómicas y narrativas que ofrecía este medio de expresión.
Es un claro ejemplo de un director que personifica un género. Así como Hitchcock representa el suspense y Ford el western, Avery representa el cartoon.
Lamentablemente, aún no se le ha rendido el reconocimiento que merece, algo que también ocurre con la mayoría de los grandes cineastas de animación (siendo Disney una excepción, aunque a menudo también es subestimado). Por esta razón, el autor considera que libros que analicen su obra son necesarios para hacerle justicia.
El Estilo Warner, La Revolución de los Cartoons por Avery
El “Estilo Warner” representa un cambio radical en los cartoons, tal como explica Cruz Delgado, en la década de 1930, la mayoría de los estudios de animación tenían un enfoque similar y se imitaban mutuamente. Cuando Disney alcanzó el éxito con películas que buscaban realismo y perfección en la animación, siguiendo historias clásicas, todos los demás quisieron adoptar ese estilo.
Avery y otros directores del estudio Warner, como Chuck Jones, Frank Tashlin y Friz Freleng, decidieron apostar por algo distinto en lugar de imitar a Disney, que ya era líder en ese enfoque.
Optaron por un estilo de humor más agresivo y una animación más exagerada, orientada hacia un público más amplio, incluyendo a los adultos. Esto es lo que conocemos como el “estilo Warner”, que posteriormente también fue adoptado ocasionalmente por otros estudios como Metro-Goldwyn-Mayer, donde Avery también trabajó.
Avery también fue un pionero al introducir otros elementos en la animación, según Cruz Delgado, la violencia y el sexo suelen destacarse en la obra de Avery y son recurrentes en ella, pero él considera que estos aspectos son meramente anecdóticos, aunque no pueden ignorarse.
Es de mayor importancia resaltar otros elementos esenciales presentes en la obra de “Tex Avery”. Entre ellos se encuentran el humor absurdo y en ocasiones surrealista que empleó, la autoconsciencia de muchos de sus personajes sobre su papel en una película, la utilización creativa del medio cinematográfico con fines humorísticos, especialmente su peculiar forma de escenificar los gags basada en un perfecto dominio del “timing”, aspecto en el que Avery fue un maestro insuperable.
Los Grandes Personajes Destacados Bugs Bunny, el Pato Lucas, Droopy y el Lobo
Según Cruz Delgado, Porky fue el primer personaje con el que Avery comenzó su carrera, pero ya había sido creado previamente. Sin embargo, pronto Avery lo abandonó porque no se sentía cómodo utilizando ese personaje para el tipo de humor que quería desarrollar.
En cambio con el personaje del Pato Lucas es una creación totalmente original de Avery y personifica perfectamente el prototipo de criatura averyana excéntrica e imprevisible. Este prototipo luego se convirtió en una guía para otros personajes, como Bugs Bunny.
“Tex Avery” siempre se destacó por su preferencia de trabajar con historias que no involucraran personajes fijos, ya que esto lo limitaba y podía llevarlo a caer en la monotonía. A pesar de esta preferencia, durante su tiempo en el estudio Metro-Goldwyn-Mayer, desarrolló quizás a sus dos personajes más personales, los cuales eran completamente opuestos pero complementarios.
Los personajes Droopy, un perro tranquilo e indolente que nunca se altera ante nada y el Lobo, un ser hiperactivo de carácter agresivo, que se siente irremediablemente atraído por las mujeres pelirrojas. Precisamente, Avery siempre supo aprovechar al máximo el humor derivado de la contrastante naturaleza de estos dos personajes, jugando con la rápida y lenta contraposición de sus personalidades.
Es destacable su dominio del “timing”, siendo uno de los primeros directores en comprender su importancia crucial para la narrativa en los cartoons, convirtiéndose en un maestro en este aspecto. El “timing” en animación se refiere al número de dibujos utilizados para representar una acción y la duración que cada dibujo aparece en pantalla.
Influencias y Retos en la Animación para la Pequeña Pantalla y más allá
Con la aparición de la televisión, Avery también incursionó en la pequeña pantalla, pero con resultados menos satisfactorios. Inicialmente, la influencia de Avery en los programas televisivos fue limitada, ya que estos se centraban más en los diálogos que en la acción, se fue generalizando una animación más simple y estática que contrastaba con el estilo dinámico de “Tex Avery”.
Además, su humor agresivo no encajaba bien con las restricciones de autocensura impuestas por las cadenas de televisión, lo que llevó a que algunos de sus cartoons no fueran emitidos. Durante el final de su carrera, cuando trabajó en alguna serie de Hanna-Barbera se encontró en la necesidad de aplicar la autocensura, lo que tuvo un impacto negativo en el resultado final.
La influencia de Avery en el mundo de la animación e incluso en el cine de imagen real, es indiscutiblemente una de las más significativas, a pesar de que dejó de dirigir cartoons en 1955. Muchos gags que se basan en exageraciones extremas, como ojos saltando de sus órbitas o mandíbulas cayendo sorprendentemente al suelo, son un legado directo de las películas de Tex.
Este minucioso estudio de la vida y obra de Avery no ha sido producto del azar, sino que es el resultado de años de trabajo. El libro surgió originalmente como una tesis doctoral, pero Cruz Delgado Sánchez lo reestructuró significativamente para que se adecuara al formato de los libros que Cátedra dedica a cineastas.
El Gran Apasionado de la Animación Cruz Delgado Sánchez
Cruz Delgado Sánchez ha dado un vistazo a sus próximos proyectos, los cuales también se enfocan en el campo de la animación. Logró maquetar un libro dedicado a Hanna-Barbera, escrito en colaboración con su amigo Pedro Delgado Cavilla, que finalmente será editado por Diábolo Ediciones. Siempre tuvo la intención de continuar escribiendo sobre otros cineastas de animación que aún carecen de bibliografía en español.